En las últimas semanas se han encendido las alertas producto del efecto en el mercado de créditos hipotecarios, luego del alza realizada por el Banco Central. Subirán las tasas de los créditos y disminuirán plazos de dichos préstamos.
Quienes hayan firmado una promesa de compraventa bajo otras condiciones, posiblemente tendrán serias dificultades para dar un mayor pie o asumir el alza en el dividendo, con lo que algunas de esas promesas firmadas podrían no concretarse.
¿Es este el único desafío que enfrentarán las empresas inmobiliarias?
Lamentablemente no. Encontrar financiamiento es más difícil y caro, tanto para la construcción, pero particularmente para flujos de largo plazo. La demanda de institucionales y otros inversionistas por capital local ha disminuido y con ello se ha visto afectada toda la cadena dentro del mercado de capitales.
La cadena física de suministros también se ha visto alterada. Desde hace meses, y producto de la crisis sanitaria, ha habido faltas de stocks y alzas en los precios de productos importados. Los materiales de construcción y materias primas no han sido la excepción y las alzas son del orden de 10% a 15%. En la medida que se producen los ajustes entre demanda y oferta, éste es un shock que podría ser transitorio, sin embargo, otros costos pesan también sobre el desarrollo de activos inmobiliarios, los relacionados al costo regulatorio. Por una parte, están los costos directos de mitigación incorporados en la Ley de Aportes al Espacio Público, y por otra, los costos derivados de los mayores plazos requeridos para la aprobación de los permisos y eventuales retrasos producto de acciones de comunidades u organizaciones civiles. Estos mayores costos no son transitorios.
Finalmente, la consideración económica. Si bien en los últimos trimestres hemos visto crecimientos extraordinarios, estos son impulsados en gran parte por el consumo que ha producido la mayor liquidez proveniente de retiros de fondos de pensiones y ayudas estatales. Distintas organizaciones están estimando crecimientos no superiores a 2,5% y alzas en el desempleo para los próximos años. La posibilidad de las personas de comprar viviendas se verá afectada.
Aumentan los costos y la capacidad de pago de las personas está limitada. El panorama no parece nada de alentador para esta industria.
¿Qué pueden hacer las inmobiliarias? Pienso que uno de los desafíos más difíciles, ser una empresa en la cual coexistan la eficiencia operacional y la innovación. Mejorar en forma continua para ser extremadamente eficientes, sin cabida a los errores, pero al mismo tiempo innovar en productos, servicios, en el modelo de negocios o en tecnología, de manera tal de alcanzar saltos relevantes en el margen. Solo balanceando adecuadamente estas dos capacidades, las empresas inmobiliarias podrán sortear esta crisis y estar en buen pie para aprovechar la oportunidad cuando este panorama se vea más alentador.
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