2 de noviembre

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Centro Ética Empresarial realizó seminario que analizó los desafíos del impacto de la pandemia

"Ética empresarial: desafíos durante y post covid, impacto de la pandemia" fue el tema abordado en el seminario organizado por el Centro Ética Empresarial. Para este evento, se contó con las presentaciones de Marta Rocchi, quien se desempeña como profesora asistente en Corporate and Business Ethic en DCU Business School en Dublín; Joan Fontrodona, director del departamento de Ética Empresarial del IESE Business School de la Universidad de Navarra y Álvaro Pezoa, director del Centro Ética Empresarial del ESE.

Los tres académicos analizaron, desde la perspectiva de la ética empresarial, los desafíos que vienen a partir de la crisis sanitaria que ha golpeado al mundo, como también propusieron sus puntos de vista y conclusiones en base a las opiniones expuestas.

Por su parte, Marta Rocchi planteó tres reflexiones sobre los que ella definió como los retos que tiene la ética empresarial. Por un lado, comentó que la pandemia por el COVID-19 ha generado un fuerte sentido de precariedad en una sociedad en la cual existía una necesidad por controlar todo, donde ahora el hombre se vio enfrentado a un mundo completamente paralizado.

Para enfrentar este desafío, la académica mencionó que "hay que utilizar la ética para que las personas den lo mejor de sí mismas, mientras que el trabajo puede ser un factor determinante para la sociedad. Esta es una ética centrada en el sujeto". A lo que agregó que estos son precisamente los momentos donde se cultiva la paciencia, fortaleza, esperanza y un conjunto de nuevas habilidades.

Un segundo desafío que destacó, fue que la sociedad se enfrentó a una nueva manera de trabajar lo que trajo como consecuencia una división en el mercado laboral, donde ella destaca tres tipos de trabajadores: esenciales, remotos y los que perdieron el trabajo a causa de la crisis. "Esta nueva forma de trabajo remoto ha generado una nueva forma de relacionarse con la vida, la gente no trabaja desde la casa, sino que vive en el trabajo", agregó Marta Rocchi. Al respecto, añadió que la ética ayuda a comprender mejor la unidad narrativa de nuestra vida individual.

Como tercera reflexión, la académica explicó la fuerte y acelerada entrada de la tecnología en el trabajo, comentando que sería "interesante aprovechar el impacto tecnológico verdaderamente humano y para todos", alertando que la desigualdad se podría acentuar como consecuencia de la desigualdad tecnológica.

Por otra parte, Joan Fontrodona hizo su reflexión sobre lo que considera elementos básicos de la ética empresarial. Acá destacó, en primer lugar, los bienes que están en juego cuando se toman decisiones, comentando que durante la crisis el bien básico ha sido la vida; además, mencionó que esta crisis sanitaria derivó en una crisis económica y como consecuencia en una social. Sobre el particular, enfatizó que era importante aclarar qué bienes, derechos o libertades están en juego, qué debe ser priorizado.

Como segundo punto, el académico aludió que las personas se están preguntando por las normas y los principios, pero no solo las que emanan de las autoridades, sino que los principios éticos y morales y por sobre todo los elementos que están en juego, lo que hace tener en cuenta quién gana y pierde. "La regla de oro de la ética es tratar a los demás como te gustaría que te tratasen", aclaró Joan Frontodona.

Por último, como tercera reflexión del académico, comentó que "la ética se pregunta por los rasgos del carácter, virtudes y actitudes que uno tiene que utilizar y desarrollar en el entorno en el que estamos". Esto, se refiere a qué actitudes o carácter necesitamos para enfrentar el entorno complejo por el que está pasando la sociedad. Sobre este punto, Joan Frontodona opinó que "lo primero que hay que desarrollar es la humildad, el sentido de la responsabilidad de que todos tenemos que pensar cuál es el papel en esta historia".

También, aclaró que estos tres elementos o reflexiones se retroalimentan entre ellas, ya que la ética se tiene que pensar de manera plural para comprender al otro y corresponsabilizarse, donde el rol de la empresa es clave con su liderazgo.

Cerrando las exposiciones, el profesor del ESE Álvaro Pezoa comentó que "esta pandemia ha sido favorable para repensar la empresa y sobre los cambios que esto ha generado para poder formar organizaciones íntegras, coherentes y consistentes con sus principios". Como primera reflexión, el académico indicó que durante esta época se ha puesto en manifiesto la centralidad de las personas y la responsabilidad del sector empresarial con la sociedad.

Como segundo punto, enfatizó que el empleo –de ser posible- debe ser lo último en ser tocado ya que es necesario el valor, no sólo económico si no también humano del trabajo en la sociedad, y que es labor de la empresa ser creativa para que no se llegue a los despidos.

Otro pensamiento que mencionó fue respecto a la relación trabajo-familia, donde explicó que esta se encuentra en el centro de la preocupación empresarial, además que se vio el impacto que tiene -y tendrá- la tecnología sobre las familias y organizaciones.

Respecto a las tecnologías, Álvaro Pezoa dijo que se han ido descubriendo de innumerables facetas donde "estas se encuentran al servicio humano y de la sociedad". Como quinto punto, destacó la colaboración, que en el día a día queda eclipsada por la competencia, mencionando que "una buena competencia puede ser buena para potenciar la colaboración entre personas, pero no cuando la primera se desquicia. Además, de la competetividad tenemos que tener presente la dimensión colaborativa de la vida".

El liderazgo, el rol del directivo, es un punto clave para el académico, respecto al que indicó que a raíz de la crisis los directivos están forzados a repensar qué es lo mejor para la empresa, pero siempre asociado al bien común.