¿Pueden las organizaciones de la sociedad civil reducir las listas de espera? Revisión a partir de la estrategia colaborativa público-privado desarrollada por Desafío Levantemos Chile en la Región del Maule.
La siguiente revisión se enmarca en la alianza colaborativa de investigación realizada entre el Centro para el Desarrollo de Iniciativas Sociales (CEDIS), perteneciente al ESE Business School y la Fundación Desafío Levantemos Chile.
La investigación, busca evaluar las formas en que las iniciativas sociales fundadas a partir de este tipo de alianzas, nos ayudan a pensar formas alternativas para la solución de los problemas actuales, tales como la reducción de listas de espera en el sector público.
En Chile, según los datos del Repositorio Nacional de Listas de Espera (RNLE) (1), en el año 2020, el total de personas en espera por intervención quirúrgica era de 305.687, de las cuales 70.787 corresponden a pacientes pertenecientes a la Región Metropolitana, con un promedio de días de espera a nivel nacional estimado en 583 días. Respecto a la caracterización de la población que se encontraba en esta lista ese mismo año, 125.398 corresponden a hombres y 180.289 a mujeres. En lo que respecta al rango etario, la mayoría de las personas que se encuentran esperando una intervención quirúrgica tienen entre 15 y 64 años, sumando un total de 191.763, seguido por el grupo de pacientes mayores de 65 años (77.1818) y finalmente los menores de 15 años (36.743) (SUBREDES, 2021).
Aunque los modelos de transición epidemiológica como el propuesto por Abdel Omran (Omran, 1971) se centran principalmente en la descripción y por consiguiente no logran explicar en su totalidad la realidad del sistema de salud pública. En Chile, es importante generar estudios que nos permitan visibilizar el impacto que tiene el avance de las patologías silenciosas en el país. Es por ello que es necesario comprender la enfermedad como una experiencia multidimensional, en Chile padecer de osteoartrosis de cadera no solo conlleva lidiar con los problemas de movilidad ocasionados por la OA, sino que a su vez, ser incluido dentro de un grupo poblacional altamente vulnerable, es decir quienes se ven afectados por la discapacidad. Si consideramos que las mujeres tienen un riesgo 2,6 veces más alto de padecer la enfermedad (MINSAL, 2020) y que las posibilidades de desarrollar OA aumentan a medida que el paciente envejece, estamos frente a una compleja combinación de elementos: ser mujer, adulto mayor y padecer algún tipo de discapacidad.
Por consiguiente, las iniciativas orientadas a reducir las listas de espera en patologías como la osteoartrosis de cadera, constituyen un gran aporte para el estado, los pacientes y sus familias. Este tipo de proyectos nos ayudan a pensar respecto a la multiplicidad de dimensiones y actores que intervienen en la construcción de lo que entendemos por salud. De esta forma, las iniciativas colaborativas propuestas por la sociedad civil nos ayudan a pensar nuevas estrategias para la gestión de los recursos, propuestas de acción colaborativaspúblico privado, etc. No obstante, el elemento más importante que surge cuando nos preguntamos ¿Pueden las organizaciones de la sociedad civil reducir las listas de espera? es cómo pasamos de un enfoque individual de la salud a una conceptualización colectiva y multidimensional de la misma.
Tal como señala Thomas McKeown (McKeown, 1978), quizás la pregunta más importante a la que se enfrenta la medicina hoy, es si los problemas de salud más comunes en la actualidad, son en esencia diferentes a los problemas de salud que afectaron a las personas en el pasado, o si bien, al igual que las infecciones, éstas pueden ser prevenidas por medio de la modificación de las condiciones que llevan a su desarrollo.
Rafael Mies
30 de Mayo del 2022