La principal responsabilidad social de la persona y la empresa no está en atender a una lista de iniciativas prevalecientes (aunque sean valiosas), como poner salas cuna, preocuparse por la ecología, felicitar por intranet, ser simpático con el cliente, ser transparente en las cuentas y un sinfín de asuntos similares; tampoco consiste en centrar los esfuerzos en códigos, guías de buenas prácticas y otros instrumentos similares. Ello es estimable, puede estar muy bien, pero no resulta suficiente, ni es lo fundamental.
Tener responsabilidad para con la sociedad es en primer lugar vivir rectamente, haciéndose cargo de la naturaleza social -y no individualista- del hombre, siendo consciente de que toda decisión personal, dentro y fuera de la empresa, tiene repercusión en los demás. Es responsable quien que se preocupa de construir sociedad a través de sus palabras, sus acciones y los ambientes que con ella genera; quien asume la tarea de dar sentido real a intangibles tales como la confianza, la libertad y el bien común, descubriendo su verdadero significado y tomándoselos profundamente en serio.
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Álvaro Pezoa B.
01 de julio del 2024