En marzo de 2017 un grupo de diputados del Partido Comunista ingresó un proyecto de ley para reducir la jornada laboral de 45 a 40 horas semanales, lo que no podía implicar ningún ajuste en la remuneración, es decir, trabajar menos y ganar lo mismo, lo que obviamente parece muy atractivo para los trabajadores como anuncio. La justificación que dieron los parlamentarios para esta propuesta es que los países más ricos trabajan menos, pero producen mucho más, por lo que a primera vista parece un camino razonable.
María Cecilia Cifuentes
16 de septiembre del 2019