Mal pronóstico creo que tiene el futuro próximo en nuestro país. Más allá de la posibilidad de una recesión, resulta evidente que la crisis tiene una dimensión ética significativa, problema que no se circunscribe a las llamadas élites, pero sobre el cual estas tienen una responsabilidad mayor que la población en general. En este sentido, genera algún grado de optimismo el notorio cambio de lenguaje de los líderes empresariales. Es de esperar que se traduzca en hechos concretos hacia un mayor respeto a la libre competencia, más preocupación por el recurso humano, por las comunidades donde están insertos y, en general, por una responsabilidad social empresarial que no se quede en el marketing.
María Cecilia Cifuentes
17 de diciembre del 2019