Economía y Negocios, El Mercurio - 13 de diciembre de 2020
"Trabajaremos para influir en las empresas donde somos directores, para que sean fieles a su propósito de crear valor para la sociedad, adoptando modelos de negocio sostenibles y fortaleciendo las confianzas con todos los actores".
Es parte del compromiso que adquirieron los miembros del Círculo de Directores —entidad surgida con el apoyo del Centro de Gobierno Corporativo y Sociedad del ESE Business School de la Universidad de los Andes, y que reúne a 250 directores de empresas IPSA e IGPA del país— que busca promover e impulsar mejores prácticas en el gobierno corporativo de las principales empresas del país.
Inspirado en las recientes declaraciones de la organización Business Roundtable —que reúne a los directores ejecutivos de 181 de las mayores corporaciones de Estados Unidos—, el Círculo de Directores (CD) decidió escribir su propio manifiesto, "que a diferencia del caso norteamericano, donde los firmantes eran exclusivamente CEOs, en Chile se hacía más urgente que el compromiso naciera de los propios directores y que ellos evaluaran los espacios de mejora y aprendizaje para el perfeccionamiento de los gobiernos corporativos", explica Rosario Navarro, directora del CD y vicepresidenta de Sonda.
¿Qué proponen los directores?
Uno de los principios al que adscriben los directores está referido a que "una empresa es una institución que se enmarca en un sistema social, por lo que no puede ser entendida únicamente como un actor generador de valor económico".
Con esa premisa, el CD propone una hoja de ruta para ejecutar acciones concretas, que considera promover políticas de gestión en las empresas en seis áreas.
Una de ellas son los colaboradores, donde se busca asegurar que tengan niveles de vida dignos, mediante las condiciones salariales, trato, seguridad del empleo, calidad del trabajo y beneficios.
Un segundo eje aborda a clientes y consumidores, y se propone cobrar precios justos y en condiciones transparentes y comprensibles y "sin letra chica".
Los proveedores son otro foco de atención para el CD, y aquí sugieren asegurar que los procesos de licitación, contratación y manejo de los contratos sean estables, transparentes, imparciales y sin conflicto de interés.
Para las comunidades, en tanto, el CD propone establecer canales de comunicación que permitan a las empresas entender mejor las verdaderas necesidades y el impacto que en ellas genera el accionar de las empresas.
En cuanto a los competidores, los directores ven necesario promover una cultura donde no exista ningún tipo de coordinación entre actores de la industria, en tanto que para el regulador y Gobierno, el CD cree que las empresas deben mantener una actuación impecable en el marco de las regulaciones legales y tributarias.
Junto con lo anterior, los directores proponen que las compañías hagan compromisos explícitos y cuenten con metodologías para evaluar el grado de cumplimiento de estas medidas.
El factor estallido
Para Lionel Olavarría, presidente del CD y exvicepresidente de Bci, el manifiesto "obviamente está relacionado" con la crítica recibida a las empresas y a los empresarios en el estallido social del año pasado, aunque —dice— "hemos tomado una visión de largo plazo sobre el tema más allá de la contingencia". A su juicio, el delivery, la economía compartida, la robótica, la biotecnología o la inteligencia artificial son nuevas realidades para las empresas y están transformando la sociedad. "Estos suponen nuevos dilemas y desafíos éticos donde el directorio tiene que conciliar intereses múltiples y complejos", menciona.
Navarro, a su vez, coincide en que el estallido social y la pandemia han cambiado radicalmente el escenario político, social y de negocios, "motivando y acelerando la necesidad de tener conversaciones serias acerca de las maneras más adecuadas para enfrentar el desafío más duro que nos ha tocado vivir como generación empresarial (...). Yo creo que el estallido social fue un llamado de alerta". Plantea que si bien las empresas deben generar ganancias y ofrecer un buen rendimiento a los accionistas, "si no lo hacen mejorando al mismo tiempo la calidad de vida de los trabajadores, clientes y las comunidades en las que vivimos, esas ganancias y utilidades no servirán para nada y se traducirán en un mal negocio".
¿Por qué es necesario explicitar por escrito conductas básicas que debería tener toda empresa? Los directores se hacen cargo de ese cuestionamiento.
"Es necesario reforzar estas conductas, porque si bien las empresas siempre han generado una contribución al país, a través de la generación de empleos, de la prestación de servicios, del pago de impuestos, etc., el paradigma de que esa contribución y la de generar negocios rentables para los accionistas era suficiente, se rompe cuando comenzamos a ver los grandes desafíos políticos, sociales y medioambientales que estamos viviendo. Y no me refiero solo a Chile, esto está pasando en todo el mundo", afirma Sandra Guazzotti, directora del CD y vicepresidenta senior para Latinoamérica de Oracle.
¿Servirá para generar un cambio el suscribir estos compromisos? Para Alfredo Enrione, vicepresidente ejecutivo del CD, "la investigación científica demuestra que suscribir este tipo de documentos sí tiene efectos en las conductas. No a través de una función coercitiva (que es parte de la tarea del regulador), sino generando conciencia".