Diario Financiero - 6 de abril de 2020
No hay empresa en el mundo que, dentro de sus mapas de riesgo, contemplara algo como lo que está sucediendo hoy, reconoce Alfredo Enrione, director del Centro de Gobierno Corporativo y Sociedad del ESE Business School, de la Universidad de los Andes.
El organismo realizó un estudio para conocer qué están haciendo las empresas nacionales ante la crisis sanitaria y sus expectativas, el que contó con la participación de 60 directores a través de videoconferencia y dos líderes del Boston Consulting Group, una encuesta online y conversaciones con directivos, altos ejecutivos y consultores.
Entre las principales conclusiones del análisis, está que las firmas están pasando por tensiones importantes en el cortísimo plazo, las que –explica Enrione- están relacionadas con "cómo continuar con sus operaciones para salvar la empresa y seguir sirviendo a sus clientes, y, por otro lado, cuidar a su gente y su salud".
En el primer punto, agrega que "el foco está en sostener la continuidad operacional mediante el uso de tecnologías y nuevos sistemas, reforzando la capacidad de suministros, por ejemplo", mientras que para lo segundo se han ido implementando protocolos para evitar contagios, asistencia médica y homeoffice.
De hecho, según el estudio, el 39% de los participantes reconoció que en sus empresas, entre el 51% y 100% de sus colaboradores están en modo teletrabajo, mientras un 39% reconoció que entre el 25% y 50% está oprando en esa modalidad.
"La tecnología ha sido clave en términos de poder mantener una comunicación.
Probablemente va a ser la tecnología la que nos va a ayudar a tomar decisiones sobre cómo podemos volver a ir retomando la actividad, cómo proteger a nuestra gente, definir a qué personas es conveniente protegerlas en sus casas y qué empleados podrán ir volviendo a los lugares de trabajo poco a poco", anticipa Enrione.
La crisis –agrega- "está acelerando a una velocidad inimaginable todo el proceso de transformación digital que las empresas habían planificado, pero que estaban llevando de forma más gradual".
Sin embargo, la visión de lo que significará esta crisis en el futuro de la organización no es positiva.
Un 91% de los consultados estiman que tendrá un efecto negativo o muy negativo en el valor de la empresa en la que participan.
Además, retomar el normal funcionamiento no será cosa de semanas.
El 64% estima que tomará entre tres y seis meses; el 20% entre seis y 12 meses, mientras 13% opina que el proceso se extenderá por más tiempo.
"La duración de la crisis evidentemente tiene, y tendrá, un impacto en el valor de las empresas. Hasta el minuto, se observa que la crisis está siendo larga y, por esto, va a tener un efecto duradero. De hecho, muchas empresas -particularmente medianas y pequeñas- es probable que desaparezcan. Esto no es un shock de corto plazo, sino que es algo que nos va a impactar por un buen tiempo", indica.
Enrione agrega que las empresas se están centrando –después de los temas de seguridad, salud y continuidad operacional- en proteger la liquidez y la caja. "Esta es una tremenda prioridad, porque es una manera de ganar oxígeno y poder sobrevivir bajo el agua, en momentos donde no hay ingresos o están muy mermados. La caja es el oxígeno que mantiene a las compañías sobreviviendo", recalca el experto, quien detalla que 13% de los directores señalan que su principal prioridad de las últimas semanas ha sido preocuparse de la liquidez y de la cadena de pago.
La comunicación con los representantes de empresas dió cuenta de que ha existido una preparación de la caja para escenarios de restricción de liquidez y potenciales problemas de la cadena de pago, por ejemplo realizando pruebas de estrés financiero con distintos supuestos.