¿Qué rol juega el líder en la mejora de la eficacia de la organización? El papel de un líder en una organización no es únicamente mandar; también implica persuadir a otros para que lo sigan.
La clave del éxito de un gran líder radica en su capacidad para conectar con los demás y comprender sus necesidades. Un buen líder sabe cómo construir un equipo y crear un ambiente de trabajo productivo.
Sin embargo, investigaciones recientes han indicado que el liderazgo es un proceso complejo que no puede reducirse a un solo rasgo. El liderazgo, según Forsyth (2009), se puede desarrollar a través del trabajo duro. La clave es distinguir entre los líderes que nacen con ciertos rasgos y los que los adquieren con el tiempo.
Liderazgo y gestión son conceptos diferentes, pero están relacionados. En lugar de ser exclusivos, fluyen en un continuo y no hay una forma correcta de hacerlo.
Se utilizan muchas palabras para describir ambas funciones y los diferentes roles que desempeñan. Sin embargo, no existe una definición única de liderazgo.
Un buen líder es capaz de gestionar los conflictos de manera productiva. Deben tener la capacidad de resolver conflictos de una manera que beneficie a todos.
La incapacidad para lidiar con el conflicto puede conducir a resultados negativos y puede socavar la credibilidad de un líder. Además, un buen líder debe ser capaz de fomentar el trabajo en equipo.
Hay muchos estilos de liderazgo. Algunos son innatos y otros se pueden desarrollar. Por ejemplo, algunos líderes son autocráticos mientras que otros colaboran. Algunos son carismáticos y empoderan a sus equipos mientras que otros solo se preocupan por seguir las reglas.
No existe una única forma correcta de liderar y diferentes estilos de liderazgo serán más efectivos para diferentes propósitos.
Por lo general, se distinguen diferentes tipos de líderes en las organizaciones. Según Daniel Goleman podemos distinguir principalmente 6 tipos de liderazgo:
El papel del liderazgo está determinado por las disposiciones de una persona, que incluyen rasgos de personalidad como la extroversión, la inteligencia y el ingenio. Los líderes construyen relaciones con otros dentro de la organización y usan estas relaciones para guiar y dirigir a otros.
El líder que “nace” es más carismático, las personas de su entorno buscan su aprobación. Se adapta mejor a los cambios y es más creativo.
Por otro lado, un líder que se “hace”, es un líder burocrático que se rige a las normas para alcanzar los objetivos de la empresa.
Sin embargo, estas definiciones no son exactas y una persona también puede aprender a ser más carismática y mejorar sus habilidades sociales si se lo propone. Para desarrollar habilidades de liderazgo, la organización primero debe establecer una disposición ordenada de roles y funciones.
Los grandes líderes saben lo que quieren de sus equipos y cómo motivar a las personas para que hagan lo mismo, motivan al grupo para alcanzar objetivos comunes. También desafían y responsabilizan al personal por sus acciones.
El trabajo del líder es dar a las personas el reconocimiento de sus roles y funciones dentro de la organización, lo que a su vez les ayuda a cumplir con sus principales intereses y motivos.
Un líder tiene el poder de influir, pero también debe estar dispuesto a escuchar las opiniones de sus empleados.
En algunos casos, las personas reciben órdenes sin pensar. Si esto sucede, pueden experimentar consecuencias psicológicas. La ira abierta hacia su jefe o rivales departamentales podría exacerbar la frustración de los trabajadores.
Por lo tanto, es importante que los líderes recuerden las emociones de las personas. Si no los consideran, pueden crear un ambiente de antagonismo y actitud defensiva.
Finalmente, un buen líder es aquel que tiene confianza y seguridad en su rol y se comunica de manera efectiva con su equipo.
Los dirigentes saben la importancia del liderazgo y para adquirir o potenciar estas habilidades muchos líderes deciden realizar algún curso de habilidades directivas y liderazgo o un curso de liderazgo empresarial.
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