En los negocios es crucial desarrollar una estrategia corporativa sólida para alcanzar los objetivos de la empresa. Sin una idea clara lo más probable es que la compañía pierda el enfoque en sus metas lo que evitará que crezca a largo plazo.
En primer lugar, ¿qué es una estrategia? Se trata de un conjunto de acciones meditadas y secuenciadas a lo largo del tiempo con la finalidad de alcanzar un objetivo.
Según los autores Robbins y Coulter (2016), las estrategias corporativas se enfocan en las preguntas a largo plazo y generales de en qué negocios la organización se encuentra en estos momentos y hacia dónde se quiere mover, y qué quiere hacer con esos negocios.
Los directivos definen diferentes niveles de estrategia corporativa de una empresa a partir de la cual actuarán conforme a ella.
Para ello, es muy importante conocer primero los elementos que componen una estrategia corporativa y tenerlos bien definidos antes de desarrollar la estrategia. Algunos de esos elementos son:
Después de tener claros estos puntos podrás empezar a elaborar la estrategia corporativa que será clave en tu empresa, ya sea pequeña, mediana o grande.
Evalúa la posición actual de tu empresa, sus competidores, recursos, posición en el mercado, demanda de tu producto, etc.
Te ayudará a sentar las bases para elaborar un plan estratégico y averiguar qué tipo de objetivos definir, las necesidades o puntos débiles de tu empresa, así como cuales potenciar.
Después de conocer la posición actual de tu organización debes identificar los objetivos de la empresa a largo plazo. Es muy importante que estos objetivos sean realistas de acuerdo a tu situación.
Para ayudarte a definir estos objetivos puedes guiarte con el método SMART.
Estos pueden incluir la satisfacción de los clientes, el aumento de los ingresos, el aumento de la participación en el mercado, el desarrollo de nuevos productos y la innovación tecnológica.
Una vez que los objetivos se han identificado, se puede crear una plan para alcanzarlos y desarrollar planes de acción para ponerla en práctica.
Algunos ejemplos de estrategia corporativa pueden incluir desarrollar relaciones con los clientes, explorar nuevas tecnologías, diversificar los productos y ampliar el alcance de la empresa.
Al definir el plan estratégico también se abordará qué tipo seguir según las necesidades de la compañía. Existen principalmente tres tipos que se ajustan a diferentes situaciones:
Con este tipo la organización puede aumentar sus ingresos, el número de empleados o su posición en el mercado.
Este tipo no ayuda a la empresa a crecer pero sí a no decrecer. Es importante que una empresa que no tiene unas bases estables se enfoque en su línea de negocio primordial.
Los gerentes buscan detener la caída del desempeño y revitalizar los recursos y capacidades de la organización para prepararla para competir de nuevo.
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